Las ventajas de la “mala moda”

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Hace dos semanas tuvieron lugar los Video Music Awards de MTV y los Emmy. Es conocido que en muchas ocasiones causa más expectación y da más que hablar la alfombra roja que los mismos premios, y estas dos galas, en lo que a alfombra roja se refiere, son una antítesis.

La alfombra roja de los VMA, un año más, ha impactado y ha dado mucho que hablar, a pesar de que en ella se han podido ver algunos ejemplos de lo que muchos denominan “mala moda”. Nadie pudo predecir que Beyoncé llevaría un vestido de Nicolas Jebran y pocos son los que no han oído hablar del vestido de patchwork denim de Versace que vistió Katy Perry (homenaje al que llevó Britney Spears a una de las galas de los American Music Awards hace más de una década), el body de manga larga de Maria Katrantzou que llevó Taylor Swift o el mini vestido con estampado de piel de pitón de Nicki Minaj, entre otros. Mientras que, aunque en los Emmy hemos encontrado muchos diseños de alta costura, ninguno de ellos ha causado sorpresa, y mucho menos, ha mostrado personalidad ni ha sido comentado más allá del día de la gala.

A pesar de que la mayoría de los trajes que vemos anualmente en los VMA o bien son considerados “mala moda”, o bien han sido diseñados por las grandes firmas, de alguna forma son también una expresión de las personas que los llevan puestos, algo que, desde mi punto de vista, no ocurre con los Emmy. Esto también causa más curiosidad y anticipación, ya que son más imprevisibles, y prueba de ello es que al final acaba provocando más curiosidad la lista de las “peor vestidas” de los VMA que la de las mejor vestidas de los Emmy.

Todo el mundo sabe que alfombras rojas como la de los Emmy son en cierto modo formas de publicitar las firmas o a los mismos actores, ya que en la mayoría de los casos ni siquiera son estos los que eligen que van a vestir, y que cierta actriz lleve un Armani no es nada más y nada menos que el resultado de la relación profesional que su estilista, o la misma actriz, tiene con la firma. Con esto además buscan asegurarse de que no van a causar comentarios negativos, lo cual implica que, aunque los vestidos nos puedan gustar más o menos, nos quedemos con la sensación de que ya habíamos visto todo en algún año anterior o en alguna otra alfombra roja.

Quizá esto también esté muy relacionado con la importancia o seriedad de los eventos (claramente es más fácil arriesgar en los VMA que en los Emmy) pero, desde mi punto de vista, el intentar evitar a toda costa los comentarios negativos acaba por eliminar también los positivos, ya que, con algunas excepciones, lo que vemos en la alfombra roja nos deja indiferentes.

Nerea Maroto

 

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