El electrocardiograma (ECG) es una herramienta económica e imprescindible que ayuda a detectar la prevalencia de enfermedades cardiovasculares subyacentes como la muerte súbita en población juvenil, según un estudio presentado en el Congreso Europeo de Cardiología.
“Queríamos ver si podíamos encontrar alteraciones electrográficas que nos puedan ayudar a identificar cardiopatías cardiacas de manera precoz en estos pacientes jóvenes, enfermedades cardiovasculares quepueden causar incluso muerte súbita”, explica el Dr. Ramon Brugada del Hospital Universitario de Girona Doctor Josep Trueta y uno de los autores del estudio.
Como destaca el Dr. Brugada,“es una herramienta que cuesta céntimos de euros y que nos permite detectar patologías asociadas a la muerte súbita. El coste-efectividad del electrocardiograma es muy relativo, incluso detectando 1 caso de muerte súbita entre 10.000 ya podríamos darnos por satisfechos. Actualmente estamos también realizando un estudio que consiste en hacer un ECG en el nacimiento y detectar esas enfermedades que pueden causar muerte súbita desde muy temprana edad”.
El estudio consistió en el cribado de enfermedad cardiovascular voluntario previo de 1.212 estudiantes de 4º de Educación Secundaria (2012-2013) de institutos de Banyoles (Girona), excluyendo a los sujetos con diagnóstico cardíaco previo. Se les realizó un examen con electrocardiograma, una encuesta clínica estructurada y un examen físico. Despues se clasificó a los participantes del estudio en dos grupos según las recomendaciones de los criterios de Seatlle: adaptación fisiológica y hallazgos anormales de ECG. Este último grupo fue sometido a otras pruebas de diagnóstico (monitoreo Holter 24 horas, ecocardiograma y resonancia magnética).
Como explica el Dr. Brugada, “las alteraciones que hemos encontrado en los ECG significan que hay unos 10 pacientes que necesitan una valoración cardiológica más exhaustiva para descartar que no hay una patología importante”. Entre estas alteraciones destacan “los bloqueos de rama, bloqueos atrioventriculares y un caso del síndrome de Wolf-Parkisnon-White, que se curó gracias a una ablación y que podría haberle dado problemas de arritmias en el futuro”, añade el especialista.
De los 252 sujetos con hallazgos ECG, 17 (1,74%) fueron hallazgos anormales de ECG y 235 (24,08%) fueron alteraciones electrocardiográficas de adaptación fisiológica. Los terceros hallazgos ECG más frecuentes fueron los criterios aislados de voltaje QRS para la hipertrofia ventricular izquierda (6,05%), bradicardia sinusal (5,53%) y repolarización temprana (2, 7%).
La prevalencia de enfermedades cardiovasculares subyacentes dentro del grupo de hallazgos ECG anormales fue de 35,29%, entre las que destacan: dos bloqueos bifasciculares, una fístula coronaria, una válvula aórtica bivalva, una cardiomiopatía hipertrófica y un prolapso de la válvula mitral. La prevalencia de ECG fue significativamente mayor en varones (29% vs 20,9%), con una odds ratio de 1,55, sin asociación con otras variables.
Respecto a la muerte súbita en deporte, el especialista aclara que esta patología “es muy rara, pero si es verdad que cuando se muere un deportista tiene una repercusión mediática muy grande y eso causa que otros padres piensen en que eso les puede pasar a sus hijos. Hay que tener en cuenta que hasta en un 50% de muertes súbitas, según hemos comprobado en un estudio hecho con forenses de personas que han muerto haciendo deporte, hay una potencial causa genética, lo cual significa que hay familiares en riesgo”.
Por ello, este cardiólogo recomienda que “siempre que se haga deporte se necesita una valoración médica cada dos años con la incorporación de un electrocardiograma, no importa la edad. Si es deporte competitivo, de alta exigencia, cada año».