El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), dependiente de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, presenta Flash: Radiografía del trabajo a distancia, un informe donde se analiza la evolución del teletrabajo en España y se centra en conocer las brechas que existen en esta modalidad laboral, así como las preferencias y posibilidades de la sociedad española.
El 35% de las personas ocupadas en España tiene la opción de teletrabajar unos pocos o todos los días a la semana. Y aunque son mayoría quienes no pueden llevarlo a cabo, esta opción, generalizada durante la pandemia, es una modalidad con gran acogida entre la población. Lo demuestra el hecho de que el 78,5% de las que pueden hacerlo piden ampliarlo a cuatro o más días a la semana.
Diferencias por sectores y comunidades autónomas
Las posibilidades para trabajar de esta manera, sin embargo, están sujetas a varios condicionantes. Uno de los más evidentes es el sector de actividad y las tareas del puesto. Hay empleos que pueden llevarse a cabo a través del ordenador y otros cuya naturaleza lo hace imposible. De esta manera más del 80% de los empleos en los sectores de información y comunicaciones; actividades inmobiliarias, así como el sector financiero y de seguros, permiten el teletrabajo. En el sector primario y secundario, así como la hostelería, el transporte o la construcción, hay menos labores que pueden hacerse en remoto.
Siguiendo esta lógica, las comunidades autónomas también presentan más o menos personas trabajando en línea, según las industrias y sectores que acojan en su territorio. Ceuta, Cataluña, País Vasco y Madrid son las regiones donde más se da esta modalidad; la Comunidad de Madrid, donde una de cada dos personas puede teletrabajar, es uno de los lugares donde más empresas tecnológicas tienen su sede y este es el tipo de empleo que siempre ha liderado el trabajo a distancia. En las grandes ciudades y las capitales de provincia el 44,5% de las personas ocupadas puede trabajar en línea.
El salario y los estudios, entre los condicionantes
También el salario parece abrir una brecha; los empleos y puestos con mayor retribución mensual son también los que más posibilidades de teletrabajo ofrecen. Entre personas que perciben menos de 1.600 euros al mes, solo el 18,7% puede hacerlo; según sube la franja salarial, mayores son las opciones, hasta encontrar que casi la mitad de las personas con un salario entre 2.500 y hasta 3.000 euros, puede sumarse a esta posibilidad; algo que aumenta hasta el 60,6% con un sueldo más alto de esa cifra.
Los estudios también son un indicador para ver quién puede y quién no puede trabajar así. Solo a un 24% de las personas con bachillerato se le permite teletrabajar y se reduce al 6% en los que tienen estudios inferiores a secundaria, aunque son los primeros los que más demandan ampliar sus opciones. En el caso de las que han estudiado FP o en la Universidad, pueden teletrabajar el 37,4% y 54,4%, respectivamente. Según aumenta la formación, aumenta también el porcentaje, hasta el 87,3% de personas con doctorado que pueden trabajar en línea.
Y de las opciones, a las preferencias. Esta modalidad de trabajo ha demostrado ser efectiva para ayudar con la conciliación. Así, cuando leemos los datos en clave de familias, encontramos que los hogares monoparentales preferirían ampliar el número de días que teletrabajan, algo que no se da en otras situaciones familiares. Las personas viudas y las mujeres divorciadas también prefieren ampliar las jornadas en remoto.