El teniente de alcalde de Medio Ambiente y Salud, Juan Serván, ha explicado que este tratamiento se va a llevar a cabo en todo el municipio en las zonas donde haya pinos y donde se congreguen un alto número de personas como colegios, plazas y parques.
Serván indicó que la endoterapia debe realizarse en el mes de octubre porque, debido al cambio climático, el ciclo de vida de la procesionaria ha cambiado, llegando a aparecer en enero, cuando anteriormente no se esperaban estas orugas hasta marzo.
“La experiencia de años anteriores -apuntó el edil- ha dado muy buenos resultados, porque se ha podido controlar la plaga de la procesionaria, reduciéndola en un 80%. Este tratamiento lo realizamos buscando la tranquilidad tanto de vecinos como de sus mascotas. Creo que con este cuarto año que llevamos aplicando la endoterapia desde principios de octubre, antes de que llegue el frío y las lluvias, vamos a acertar de lleno otra vez”.
Explicó que en el municipio de San Roque hay muchos pinos en colegios, parques y zonas verdes (alrededor de 400). “Con este trabajo -señaló Serván-, los vecinos se van a poder acercar a estos lugares durante la primavera de 2023, sin ningún riesgo de reacciones por la oruga procesionaria”, concluyó.
San Roque es el único municipio del Campo de Gibraltar que realiza este tratamiento tan eficaz y respetuoso con el medio ambiente.
La endoterapia consiste en la inyección en el pino de una substancia que provoca la muerte de la procesionaria antes de que salga del suelo y suba a los árboles para crear los conocidos bolsones, lo que suele ocurrir entre enero y marzo, dependiendo de la temperatura ambiental. En todo caso, en los primeros meses del próximo año se podrán realizar fumigaciones donde aparezcan las larvas, y también se retirarán los bolsones. La experiencia de los dos años anteriores apunta a que la reducción de casos puede llegar hasta el 90%.
La oruga procesionaria no sólo daña a los pinos. Su cuerpo está cubierto por unos filamentos urticantes que afectan a la piel humana, tanto por contacto directo con el animal como al desprenderse del insecto y ser diseminados por el viento. Las irritaciones pueden persistir incluso después de acabar con las orugas, porque sus cerdas suelen permanecer flotando en el aire.